Bien dice el dicho que Diosito “aprieta
pero no ahorca”, cada vez que lo hemos necesitado, deja caer una lluvia poca,
lo necesario para mitigar algunos focos, que podrían escaparse.
Justo ahora, hace un momento unos
compañeros de trabajo, que andan haciendo su patrullaje a caballo, en laderas
perdidas entre las montañas, llamaron pidiendo ayuda con un foco que se estaba
arrancando por su cuenta, en su ayuda partieron 2 emisarios con mochilas
cargadas de agua, ahora gracias a Dios, escucho como los patrulla anuncian la
copiosa lluvia en las cimas y ahora cae fuerte aquí también.
Eso me hace recordar… el segundo
día de Incendio, cuando por nuestra ventana veíamos las llamas a lo lejos con
mi hijo, esa noche me dijo: “yo hoy, no
me acuesto mamita” y así fue, hasta que a las 2 de la mañana, mientras rezábamos
el Rosario, sentimos la lluvia en nuestras ventanas, varios minutos después,
las llamas ya no se veían, un Milagro para todos, para los hombres combatiendo
el fuego y para las mujeres y niños en las casas, entonces mi Diego dijo: “ahora
si me voy a dormir”.
Tampoco se puede olvidar, que estando en la Patagonia,
mientras ha durado este Incendio, no ha habido ese viento que todos conocemos
en esta zona, ese que hace que los arboles siempre estén inclinados al norte.
En fin, para mí, esta Cuaresma ha
estado muy marcada, llena de símbolos y enseñanzas, el pensar en despojarse de
todo, para partir, sólo con lo imprescindible, como los amigos del Norte con
sus alertas, no pensar en hacer o decir cosas después o “a la vuelta”, ahora
estoy cocinando todas las recetas que alguna vez guardé y usando toda la ropa
que me gusta, cuando preparé mi bolso de emergencia, ¡había una tenida que aún
no usaba!, mi hijo ahora dibuja brigadistas con mangueras con chorros gigantes
de agua, él también sumo una experiencia que le servirá mucho en su vida, me di
cuenta también, que es muy valiente.
Aunque aún no dejo de mirar por
la ventana, antes de ir a dormir, cuando me levanto y cada vez que camino por
la Villa, siempre oteando el horizonte, en busca de alguna columna de humo, sé
que estamos seguros, es invaluable haber visto a tantos compañeros, trabajando
para que pudiésemos tener esta tranquilidad, eso… eso también fue un Milagro,
incansables, muchos siguen su vigilancia.
He comprobado también que en la
adversidad se conoce realmente a las personas, aparecen los Lideres, que sin ellos,
la cosa no funciona, muchos ganaron respeto ante sus compañeros, otros, lo
perdieron, nadie me sorprendió, no estaba lejos con mis apreciaciones.
Espero que cuando conmemoremos la
resurrección del Señor, podamos contar, que una lluvia prolongada mitigó la
garganta de este Dragón traicionero, al cual no le puedes dar la espalda,
porque escupe fuego.
Leila.